El Director de Ceres sostiene que un aumento de gastos que no se corresponde con la recaudación menguada, genera un déficit fiscal que nos obliga a tomar deuda con tasas de interés supersónicas traducidas a dólares que crean graves efectos colaterales en los sectores productivos.
El Economista Ernesto Talvi calculó que el agujero fiscal no se ha podido tapar ni con el ajuste fiscal del 2015, ni con el de 2016, ni con el tercero expresado en la nueva Rendición de Cuentas que se acaba de enviar al Parlamento.
Según reveló, en el sector público se retiran por año 8.000 personas, se destituyen a 1.200 y renuncian o terminan sus contratos otras 20.000. O sea que, cada año, hay 30.000 personas cuya actividad queda sujeta a renovación.
Al llenarse la totalidad de esas vacantes (o incluso hacerlas crecer) el país se priva de reducir la plantilla, una medida que bien podría aplicarse con una reducción de 8.000 funcionarios por año, que en cinco años permitiría volver a los niveles de empleo público que había al final de la primera administración del Presidente Vázquez.
Para demostrar que eso es posible, recordó que entre 1995 y 2004 la plantilla se bajó en 30.000 funcionarios, lo cual es demostrativo de su viabilidad.
Talvi se mostró partidario de obras de infraestructura como las que se están pensando para apuntalar la inversión de UPM, porque a diferencia del llenado de vacantes, el país debería promover las obras de infraestructura generadoras de ingresos en el mediano y largo plazo.