Este es el caso que trajo a Mercedes a dos japonesas quienes vienen recopilando datos sobre la presencia de un japonés en los inicios del 1900.
Riho Aihara es voluntaria de JICA (Agencia de Cooperación Internacional del Japón) y desde enero está en Uruguay recabando datos sobre esta inmigración con la finalidad de escribir un libro sobre la temática.
Llegó acompañada por Naomi Maeda quien estuvo hace unos 10 años en Mercedes oportunidad en que el profesor Manuel Santos Pírez le contó la historia de Teruo Uno.
Aihara explicó que llegó a Mercedes para conocer más sobre la presencia de este inmigrante japonés llamado Teruo Uno quien fue traído en 1908 por Alejandro Hounie. Con el apoyo de Maeda conocimos la historia de Teruo Uno quien llegó a Mercedes con 11 años y transcurrió toda su vida aquí, existiendo aún una hija de él. De acuerdo a los relatos que ellas han podido conocer, Hounie se casó en 1907 y se fue en un viaje de luna de miel por el mundo.
En Kioto (Japón) conoció a ese niño de forma muy particular. El pequeño que era de una familia carenciada lustraba zapatos e ingresaba a los hoteles. Allí conoció a Hounie y escuchó una conversación que tenían otros hombres quienes planificaron ingresar en la habitación del matrimonio mercedaria para asesinarlos y robarlos.
Este hecho fue relatado a los encargados del Hotel por Teruo Uno y la policía les puso una trampa y en la noche ocurrió lo que estaba planificado deteniéndose a los maleantes.
Hounie pidió saber cómo el personal del Hotel sabía lo que estaba siendo planificado y le explicaron lo ocurrido. En agradecimiento, éste fue hasta la casa del niño y al apreciar la pobreza en que vivía le propuso traerlo a Uruguay y así ocurrió.
De retorno pasaron por Italia donde falleció la señora de Hounie y luego en Francia conoció un mecánico, adquirió un auto y retornó al Uruguay con el chico y el mecánico.
Teruo Uno fue criado como uno de los hijos de la familia Hounie, fue encargado de los establecimientos y en su vida personal se sabe que tuvo varias relaciones amorosas de las cuales nacieron hijos. Una de ellos, Felicia, aún reside en Mercedes.
Maeda, tras la charla con Santos Pírez hace algunos años, realizó una investigación, dialogó con mucha gente y escribió un artículo que fue leído por Riho que le sirvió como inspiración para proyectar el libro. Tuvieron palabras de agradecimiento hacia el Escribano Alfonso Arias y a muchos integrantes del Centro Histórico quienes les han facilitado el trabajo.