En una aparente decisión de llevar hasta las últimas consecuencias la medida después de etapas en las que consideran no se cumplió con lo prometido, los transportistas le pusieron freno de mano a sus unidades y están apostados en distintas partes del país. En nuestra zona, la caravana de vehículos se observa en Ruta 2 y 24. Hay varios temas que involucran el problema. Por un lado la disparidad de situaciones, por otro las condiciones de trabajo y la falta de un acuerdo que involucra a todas las empresas. Cada una de ellas tiene sus propios parámetros de medición, algunos lo hacen por viaje, por kilómetro, por ahorro de combustible o por carga. Pero en todos los casos, hay una constante que es la situación del camionero cuando debe estar horas con su unidad detenida. Aún rodando, el cansancio es el peor de los riesgos.
La Intergremial de Transporte de Carga Terrestre, analizaba ayer la posibilidad de extender a 48 horas el paro total que podría durar más tiempo y que afectará no sólo al transporte de arroz, sino también a las cargas de los contenedores con carne, maderas, productos del sector y granos.
Hoy jueves cuando las gremiales vuelvan a juntarse, seguramente se harán las comunicaciones al gobierno, la Asociación de Cultivadores de Arroz y los molinos. El paro se produce en plena cosecha arrocera. La situación está francamente entrecruzada por versiones y altamente compleja.
Una estadística en poder de SUCTRA dice que entre enero y febrero, hubo 20 siniestros en Río Negro, Soriano, Colonia y al sur de la Ruta 5.
El dirigente Ricardo Aloy dijo que cuando usted en su automóvil con su familia se cruza con un camión, debe saber que quien conduce lleva veinte horas sin dormir, por lo que el descanso debe tener una reglamentación definitiva y no la tiene.
El trabajo bajo presión es considerado gran parte del problema, todo ello sin contar el incumplimiento al laudo que se pactó por concepto de remuneraciones.