La joven de 24 años, protagonista de la historia, ve con desesperación que los plazos se acortan rápidamente y posiblemente no tendrá otra alternativa que culminar el desarrollo de su gestación.
Asegura que el trámite para la interrupción del aborto se realizó tal como lo pide la ley con todos los pasos, fechas, firmas y análisis y sostiene que el argumento principal es de que la proyección de vida con su pareja no iba para el lado de tener un segundo hijo (es madre de un niño de 5 años). Si bien reconoce que durmió junto con su pareja todos los días durante seis meses, cada uno tenía sus libertades y el problema se generó cuando ambos discutieron sobre la conveniencia o no de tener el bebé.
La joven asegura que consumía pastillas anticonceptivas que posteriormente cambió por otras, reconociendo que se corre un riesgo. Pero también afirma que su pareja le acompañó en los trámites realizados para cumplir con las disposiciones de la ley en materia de aborto. Su patrocinador, el Dr. Daniel Benavídez, agregó que las etapas se cumplieron punto por punto y que el padre tenía conocimiento de esos pasos porque en una de las oportunidades la acompañó porque tenía interés en saber qué se estaba realizando.
También está certificado notarialmente que su clienta estuvo con tres profesionales, una asistente social, un médico ginecólogo y una psicóloga.