Creado en 1955 por una reconocida confitería de la ciudad de Balcarce, el postre de la Confitería Jockey Club considerado el más rico del mundo, no es auténtico, sino una simple copia del Chajá que más de 32 años antes había sido inventado en Uruguay.
A su vez, la autoría de la receta de Orlando Castellano en la confitería Las Familias de Paysandú, tiene también sus cuestionamientos ya que no faltan veteranos mercedarios que aseguran que el verdadero Chajá fue hecho en una de las confiterías más conocidas de Mercedes.
De cualquier manera la patente formal la tiene el Chajá sanducero que, desde 1927 partió de una receta basada en un bizcochuelo, una pequeña lámina de dulce de leche, crema chantilly con duraznos en almíbar triturados y merengue.
En Montevideo, tuvo a su vez una variante ya que, según Eduardo Espíndola, un artista nacido en Montevideo y hoy residente en Buenos Aires, al almíbar se le agregó un elemento que marcó la diferencia y era un vino espirituoso, variante que se conoció únicamente en Montevideo.
Volviendo a la historia actual, el postre Balcarce es un ícono de aquella ciudad de la provincia de Buenos Aires y un deleite tanto para los residentes locales, como para los turistas que lo buscan año tras años sin que pase de moda.
En 1955 el dueño de la confitería París de Balcarce, Guillermo Talou, viajó a ver a un amigo a Entre Ríos, donde conoció el popular Postre Chajá con su base de pionono, crema chantilly, duraznos y merengue francés. A su regreso a Balcarce comenzó a pensar en una reversión, experimentando conjuntamente con su pastelero, por lo que cambió la historia de la confitería París, tras la creación de lo que se consideró el postre perfecto. Lo llamaron Balcarce, tras combinar discos de merengue con nueces, castañas en almíbar, coco, dulce de leche y azúcar impalpable, siendo rápidamente aceptado y convirtiéndose en un postre popular. Así fue que Talou decidió llevarlo a Mar del Plata, a 73 kilómetros, y en la ciudad balnearia tuvo su consagración tras ofrecerse en hoteles y en confiterías, configurando un furor en las temporadas áridas.
Talou incluso terminó vendiendo la marca a la familia Dondero de Mar del Plata aunque por cuestiones legales no se pudo llamar más Balcarce y fue cambiando de nombres, a pesar que todo el mundo lo sigue llamando por su nombre original.