La Intendencia de Canelones ha prometido que no sólo con multa, se deberá responder a la actitud que provocó la pérdida de las cosechas de tomates y morrones en la zona de La Armonía en Canelones. Los productores de esa zona regaron sus plantaciones con agua extraída de un arroyo en el que se había arrojado un herbicida de alta potencia.
En el lugar hay un predio de unas 200 hectáreas donde un argentino tiene plantado maíz después de cosechar soja el año pasado, dos productos modificados genéticamente para resistir al herbicida. La primera hipótesis habla del producto Imazetapir de altísima potencia, capaz de liquidar plantaciones enteras.
La Armonía es una zona canaria ubicada a la altura del kilómetro 42 de la ruta 33. Desde el pasado 19 los productores advirtieron que sus plantas se estaban secando y fue un Ingeniero Agrónomo que les asesora, el que confirmó que se estaban quemando por un herbicida con el agua con la que se regaba.
Siete productores perdieron toda su producción y el problema continuará en los próximos meses. Medio centenar de personas, entre autoridades de organismos nacionales, departamentales, municipales y productores, se reunieron para decidir los pasos a seguir. En uno de los invernáculos donde el sistema de riego se realizaba por goteo, el problema llevó a verificar el lugar de extracción, observándose que el agua estaba negra. La aplicación de Imazetapir produce un retorcimiento en la parte superior de las plantas, un síntoma que se trasmite también hasta las malezas que crecen al pie de los tomates y morrones.
Ahora, no tienen agua para regarlos y al mismo tiempo el Imazetapir tiene una muy alta persistencia, por lo que deben pasar entre 200 y 400 días (un año y medio).
El producto debe usarse en dosis muy bajas, ya que un sobrecito de 70 gramos es capaz de matar todas las malezas en una hectárea. Es por ello que, simplemente lavando una máquina y tirando el agua al arroyo, puede originarse una catástrofe.