Más de 30 jóvenes vienen realizando una misión en Mercedes acercándose principalmente a familias de la zona del Parque Don Bosco y realojos del barrio Hipódromo. A cargo de este grupo está el Padre Hugo Espinosa que es delegado de la Pastoral Juvenil a nivel de los Salesianos, quien el 1º de febrero asumirá como Director del Instituto Juan XXIII en Montevideo.
Sobre la tarea con los jóvenes y el perfil que hoy tienen éstos, explicó que “si realmente creemos en ellos esto da muchísimo resultado. Si realmente buscamos que ellos sean los protagonistas de lo que sucede en su vida personal, comunitaria y social, se logran cosas importantes. Si los educadores y los adultos realmente los acompañamos y estamos con ellos, resulta beneficioso para su vida, pero también para la familia y la sociedad toda.
He encontrado el desafío de la soledad de muchos jóvenes, de la necesidad que tienen de contar con alguien a su lado, de sentirse amados, apoyados y eso Don Bosco lo tenía siempre claro. Cuando nos encontramos con los jóvenes y nos ponemos a caminar con ellos, vemos la riqueza espiritual que tienen, lo valientes, lo audaces que son y eso es importante reconocérselo”.
El sacerdote dijo no compartir ese dicho que reiteradamente se escucha en muchos lugares y que dice “la juventud está perdida”. Considera que esto no es así y que en todo este tiempo estar junto a ellos le ha permitido tomar contacto con un mundo juvenil creativo y solidario que pasa por el anonimato.
“Se que hay casos donde existen otras realidades; a veces vemos que se han perdido valores, pero sin dudas que la mayoría de los jóvenes, quizá los que hacen menos ruido, llevan adelante acciones valiosas y podamos atender a aquellos otros que de alguna manera nos hacen sentir su llamado y es algo que debe razonar la sociedad toda.
Detrás de algún joven perdido hay un mundo de adicciones que pasan por la droga, la mentira, el desorden y no es que ellos hagan una opción en vivir de esa manera, sino que en muchos casos están esclavizados por una realidad familiar o personal y sus acciones son una forma de gritarnos que necesitan ayuda”.
En otro orden, reflexionó sobre la importancia que tiene la familia en todas las clases sociales, indicando que siempre requieren tener sus afectos como elemento central.
Espinosa recordó que se fue de Mercedes en el 2010 y que la experiencia que le tocó vivir en el Colegio San Miguel la volvería a llevar adelante. “Para mí la sociedad mercedaria fue totalmente solidaria, cercana y aquí he dejado muchos amigos”.
Grupo Misionero Salesiano
En cuanto a la actividad que se está desarrollando en Mercedes explicó que está al frente de un grupo misionero salesiano integrado por jóvenes entre 18 y 24 años que deciden entregar un año de su vida a una misión de voluntariado y que se preparan para hacerlo fuera del país. En este caso algunos han regresado de la selva de Ecuador, de trabajar con los niños de la calle en Quito, otros de Angola y muchos más que se están preparando para ir a diferentes puntos del mundo.
Todos son estudiantes, otros trabajan, realizando durante el año algún servicio semanal de apostolado atendiendo situaciones complejas y en Mercedes en particular, seguirán compartiendo la vida en los barrios Hipódromo, ex Chacra Postiglione y Cerro.
El Diálogo y la Fe
Espinosa considera que el diálogo es fundamental para encontrar soluciones. “Vemos a nuestro alrededor a la gente pendiente de sus celulares, cada uno en su mundo, conectado consigo mismo, pero no con el que tiene al lado. Nosotros en una sociedad debemos trabajar por la búsqueda del bien común, pero esto es imposible si cada uno se mira su propio ombligo. Hay que mirar al otro, hay que levantar la vista, hay que ver las realidades y qué necesitan, porque todos tenemos algo para aportar a la sociedad”.