Israel disparó contra un centenar de palestinos que rodeaban un convoy de treinta camiones de ayuda humanitaria, que habían ingresado procurando mitigar la hambruna en la zona norte de la Franja de Gaza. El gobierno israelí negó la autoría diciendo que las muertes se produjeron por una estampida mientras Hamás acusó al ejército de Israel de abrir fuego contra la multitud y dijo que hay unos cien fallecidos.
Los camiones con ayuda alimenticia habían logrado finalmente ser autorizados para ingresar con ayuda y fueron rápidamente rodeados por hambrientos palestinos que se avalanzaron sobre los vehículos, momento en el cual se originó una balacera que dejó más de cien muertos y decenas de heridos.
El Ministerio de Sanidad de Gaza que calificó de "masacre" lo ocurrido, dejó entrever que las negociaciones de paz han quedado congeladas, mientras Israel busca contraponer versiones para evitar las condenas enérgicas que surgieron de otras naciones, entre ellas Arabia Saudita.
Por lo tanto, la posibilidad de liberación para los rehenes israelíes se aleja, para desesperación de sus familias, en una situación que fue definida por el jefe de ayuda humanitaria de ONU, con esta frase: "la vida se está agotando en Gaza, a una velocidad aterradora".