Mediante una nueva modalidad delincuentes en Paysandú secuestraron a tres profesionales arquitectos, uno de los cuales pagó el rescate aunque nunca conoció la cara de sus secuestradores.
La maniobra consistió en contactarlos por un supuesto trabajo en una zona rural para refaccionar una hacienda. Al llegar al lugar se comunicaron por teléfono con los supuestos clientes que se identificaron como pertenecientes a un cártel de droga, amenazándolos con que eran apuntados a distancia por un francotirador. Les advirtieron que no se movieran, ni usaran sus teléfonos celulares y les pidieron datos del contacto con sus familiares, con quienes posteriormente se comunicaron para exigirles un rescate.
En uno de los casos la transferencia pudo ser bloqueada a tiempo y en otros no se llegó a consumar.
El pago de rescate debía hacerse mediante transferencia bancaria.
La policía descuenta que los delincuentes no son de Paysandú y la utilización del vocablo "hacienda" para referirse al campo donde debían concurrir, es el primer indicio para concluir que no serían uruguayos