Tandas interminables de publicidad y conversaciones que nada tuvieron que ver con el reportaje en sí, frustraron las expectativas de la opinión pública, que se habían hecho con respecto a las supuestas revelaciones que habría hecho el narcotraficante uruguayo en el reportaje concedido al programa "Santo y Seña" a través de la periodista Patricia Martin.
Tras un extenso comentario donde la periodista habló de su viaje, poco se supo respecto del presente del narcotraficante uruguayo.
Martin, que viajó en avión hacia Paraguay, escondió muchos detalles, no dijo a qué ciudad de Paraguay arribó, ni qué pudo ver que pudiera resultar revelador.
Marset comenzó hablando de su primera caída en manos de la policía en 2013, sus cuatro años de cárcel, las buenas y las malas que se aprenden en reclusión y se autodefinió como "un profesional que no cree en la legalización de la droga, en razón del daño, que especialmente en los niños, puede conllevar una atorización así.
Sucesivamente fue negando su participación en todas las operaciones que se le atribuyen incluyendo la del clan Insfran cuyo líder apodado "Tío Rico" permanece en reclusión "no por lo que hizo, sino por la necesidad de que no dé a conocer datos de la corrupción existente en la policía, especialmente de Bolivia.
Negó también que su esposa (con quien no está casado) tuviera en funcionamiento la empresa que está a su nombre, así como la supuesta responsabilidad de su hermano y su cuñado como partícipes de los negocios y llegó a asegurar que tampoco existe una alianza con el primer comando capital, el peligroso grupo que opera especialmente en Brasil.
Relató sus vínculos con Fiorella Prado, la cónsul uruguaya a la que consultó para obtener el pasaporte por el que no pagó ni un dólar según su testimonio, y asimismo dijo que también eran falsas las versiones que atribuyen su responsabilidad en el asesinato del Fiscal Marcelo Pecci, en extrañas circunstancias.
La entrevista fue salpicada por videos de operativos policiales realizados en diferentes circunstancias, incluido el frustrado allanamiento del que escapó, según sus palabras, alertado por los propios policías corruptos de Bolivia.
Cuando la periodista le preguntó cuál era entonces la verdad, se observó un corte, supuestamente atribuido a que Marset ensayó un argumento que debió ser borrado.
Incluso la periodista reconoció que tanto el abogado que le acompañó en la travesía, como el jefe de seguridad de Marset que estuvo presente en el momento del reportaje, insistieron en frenar algunos tramos de su testimonio, por considerarlos inconvenientes.
Después de varias interrupciones para la publicidad, el programa anunció una segunda parte para el domingo que viene, que seguramente no tendrá ya la misma expectativa que la de ayer, por lo menos de cara a lo que se vio.