En el marco de un feroz ajuste fiscal que está afectando duramente a las empresas y a las familias, y que se agravará este año 2017, el gobierno ha decretado la “rebaja” del IVA de 4 puntos porcentuales, a las ventas con tarjetas de Débito y otras formas de dinero electrónico.
Importa señalar en primer lugar, que no se cumple ningún compromiso electoral asumido por el gobierno, en cuanto a “rebaja del IVA”, pues como fundamentaré a continuación, la misma no es tal.
1.- No es rebaja del IVA, porque se excluye las ventas con tarjeta de crédito y en efectivo.
2.- No es rebaja del IVA, porque sólo alcanza a operaciones menores a 4.000 unidades indexadas o sea unos 14.000 pesos.
3.- No es rebaja del IVA, porque la mayor parte de su costo lo pagan los comerciantes.
Los comerciantes, cada vez que vendemos con tarjeta de débito, estamos pagando, una tasa (comisión que cobran las tarjetas), de 2,2% sobre la operación. Si la misma está gravada por IVA al 22%, dado que el IVA es un dinero que el comerciante cobra y debe devolver al Estado todos los meses, esto no representa venta ni ganancia para el comerciante, sino sólo una retención que debe devolver al Estado a los pocos días de realizada la transacción. Pero por ese IVA, el comerciante también paga la comisión a la tarjeta de Débito. Por lo tanto, cada venta con tarjeta de Débito le cuesta, 2,684% cifra que surge de sumar 2,2% + 22%.
En cuanto a los 4 puntos porcentuales que el cliente obtiene de descuento, significan un 3,28% de cada compra, porque el estado devuelve 4 pesos por cada 122 de compra del consumidor final, y eso es un 3,28%.
Si comparamos estas cifras, entre el costo que tiene el comerciante, y el beneficio que obtiene el consumidor, el primero representa un 82% del segundo, más exactamente, es un 81,71%.
En síntesis: El estado sacrifica 4 puntos de IVA en algunas operaciones, lo cual le implica una renuncia fiscal de importancia. De la misma, que llega 100% al consumidor final, el comerciante paga 81,71% adicionales, que queda en manos de 2 tarjetas multinacionales, que dominan el mercado mundial de crédito y débito, y de algunos agentes más, conexos al sistema financiero, y estrechamente vinculados entre sí.
Se trata de una transferencia de recursos del Estado a las familias, por el total que este deja de recaudar, (renuncia fiscal). Paralelamente, de dicho monto, un 82% de recursos se transfieren de los comerciantes a los bancos y tarjetas de Débito.
En definitiva, sin lugar a dudas, no se trata de una rebaja de la tasa de IVA, sino de un subsidio a las ventas con tarjetas, en beneficio de los consumidores y el sistema de tarjetas, que pagamos, casi en su totalidad, los comerciantes. Parece absurdo, ¿no?
Andrés Bartesaghi Moreno
Economista, Contador Público