En el Uruguay somos un país de fuertes tradiciones, la semana Santa, o semana de Turismo, como le queramos llamar, ha finalizado, y con ella la llegada del último ciclista, hito que coloquialmente marca el comienzo del año productivo en Uruguay.

Ó más bien marcaba, porque el mundo moderno, globalizado y competitivo, demanda tiempos más cortos para todo, incluso para las vacaciones, entonces la cosa empieza antes, ni hablar en aspectos económicos y comerciales, pero también a nivel político.

Este año es especialmente relevante por diversos aspectos, si bien en el año 2022 prácticamente los efectos directos de la pandemia no existieron, en especial en cuanto a la salubridad y la movilidad de las personas, en todo el mundo los coletazos de tremenda catástrofe aún estaban a flor de piel, marcado especialmente por la debacle mundial de las economías, y con ello de las arcas de los Estados, entonces el 2023 podríamos decir que es el primero íntegramente “normal” desde el año 2019. 

En nuestro país el próximo año ya será un año electoral, así que olvidémonos que sucedan cosas relevantes en el 2024, y más aún con la paridad que parece existir, todo el espectro político, ejecutivo y parlamento, estarán abocados a renovar sus butacas, por lo tanto, lo que no se hace este año, ya no se hará. Incluso el año pasado quedó claramente en evidencia que ya estaban muy preocupados por la contienda electoral y ganar algún votito, episodios como la novela de Astesiano dejó en evidencia que no se dejaría pasar una oportunidad de llevar agua para el molino de cada lado político. 

A nivel mundial la Pandemia ya es historia, si bien los efectos de tamaña debacle aún se sienten especialmente en la economía, a modo de ejemplo, lo que sucedió en la mayoría de los países que expandieron la base monetaria dándole a la maquinita de emitir dinero, con lo cual indefectiblemente a la corta o a la larga se genera inflación. Como casi siempre el claro ejemplo de hacer las cosas mal lo tenemos en el gobierno Fernández y los K en Argentina, con inflación arriba del 100 % anual y subiendo. Sucedió en los países de tercer mundo pero también en las principales economías como EEUU, lo que sigue generando efectos, por ejemplo en la tasa de interés que repercute directamente en el valor del dólar a nivel mundial, la inflación ha rebotado y como es esperable, continúa bajando hacía guarismos normales, entonces las tasas de interés deberían bajar y con ello el valor del dólar tendería a depreciarse aún más, y ello lamentablemente nos transforma en aún más “caros” en dólares a nivel internacional. 

Al final de la pandemia se le sumó la guerra, que tiene consecuencias a nivel global, pero por un tema de cercanía especialmente en Europa, problemas en el acceso a la energía por ejemplo, en fin, esas incertidumbres continúan y terminan repercutiendo,  más aún en un país tomador de precios como nosotros. 

Nuestro gobierno, una vez superadas las emergencias, se aboca a intentar cumplir con su plataforma y promesas electorales, Reforma de la Seguridad Social, Reforma Educativa, y alivio tributario, aparecen como los tres caballitos de batalla del Ejecutivo. 

Un capítulo aparte merece el tema de la seguridad pública, que en cuanto al fondo de la cuestión, aparece ya como una batalla cuasi perdida, si bien es indudable que se mejoró en muchos aspectos, la lucha contra el narcotráfico termina siendo intentar tapar el sol con la mano, se cierran 60 bocas de pasta base y se abrirán 61, justo es decirlo, el fracaso en ese sentido es mundial. La ley de la selva parece imperar en muchas zonas de Montevideo, y en algunas partes del país, y los asesinatos no dan tregua. Solo mejorará realmente cuando se mejoren las causas de raíz que generan el delito y en especial el narcotráfico, pero ello, en el mejor de los casos, llevará décadas. 

La estrategia de la oposición, (y de los gremios), es clara, podrá ser compartible o no, pero es evidente, oponerse a todo a diestra y siniestra, con excepciones insoslayables como votar la rebaja de impuestos, pero a regañadientes. Ello atenta contra el éxito sostenible en lo que deberían ser políticas de Estado, en las Reformas estructurales sería deseable que existiera una amplia mayoría política a favor, porque deberían ser políticas de largo plazo que no se agotan en un período de gobierno, e ir para adelante y para atrás en estos temas de fondo es hacerse un haraquiri, porque no somos un país que atraiga inversiones por rentabilidad, sino que nuestro valor agregado es la previsibilidad jurídica y económica, y que se prometa derogar Reformas si se llega al gobierno, lo único que hace es atentar contra nuestro diferencial competitivo. 

Considerando que las estadísticas que muestran un crecimiento de la economía tal, o el desempleo tal otro, no son números confiables, no porque no sean realizados con seriedad, sino porque se compara contra períodos totalmente anormales del país cuando todo era un caos, entonces tomar medidas estructurales, como la rebaja de impuestos propuesta, con situaciones que son más bien coyunturales, puede ser peligroso. 

Si bien es indudable que rebajar impuestos, en un país tan caro como éste, tiene aspectos positivos hasta en lo motivacional para mover la economía. 

La Reforma de la Seguridad Social es algo que el país estaba en el debe desde hace muchos años, exigencia de los Organismos Internacionales de Crédito, porque de no reformarse haría insostenible el déficit fiscal en el mediano plazo. Y lógicamente que es una Reforma para ahorrar dinero, porque por ello es que era insostenible, entonces por supuesto que serán cambios hacia que los trabajadores aporten más años, y que en términos generales se genere un ahorro en el déficit económico que se genera entre lo que el sistema recauda y lo que el Estado debe aportar. 

Necesariamente es una reforma antipática analizada en términos individuales de corto o mediano plazo, lo que sucede es que debería analizarse en términos generales de la sociedad toda y en el largo plazo. 

Tan importante y necesaria como esa Reforma, es la Reforma Educativa, también existía consenso político al respecto, en términos del futuro del país es esencial, la educación es el igualador social por excelencia, o debería serlo, antiguamente fue un gran diferencial en el país, pero desde que se mide de forma seria y sistemática, los resultados son cada vez peores, especialmente en términos de equidad social. 

Podrá discutirse la forma, y la sustancia, y vaya si se ha discutido, los resultados se verán a largo plazo con lo cual hoy solo pueden hacerse augurios, lo que si parece que no hay duda es acerca de la pertinencia.

Parece ser que el momento de las discusiones ha quedado atrás, hay que darle para adelante, como decía una vieja publicidad en las transmisiones ciclísticas que recuerdo de la infancia, “A toda uva con vinos En……..”

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