El viaje de Tabaré Vázquez a Finlandia está fijado para febrero. Ayer el nuevo embajador finlandés entregó las cartas credenciales al Presidente, pero se cuidó en hablar de las negociaciones con UPM, al indicar que éstas son temas "directos de la empresa". Pero todas las partes saben que hay diferencias fuertes entre lo que pide Finlandia para instalar la nueva planta y lo que Uruguay puede dar. Lo peor fue que UPM pretendió suscribir una carta de entendimiento para asegurar la búsqueda de capitales. El tema tiene como contrapartida, que para Uruguay implica entrar en un compromiso directo con UPM, en cuanto a la parte que le toca a nuestro país, en materia de transporte por ferrocarril y además leyes y decretos que le den a Finlandia el marco jurídico apropiado para evitar conflictos laborales.
Ello repercutió en la propia interna del Frente Amplio, ya que en la Junta Departamental surgieron voces contrarias a que el ferrocarril ingrese a Montevideo creando graves problemas de tránsito. En efecto, habrá (según estimaciones) ocho frecuencias por día de convoyes de 8 cuadras de largo, que generarán a la vez una fuerte contaminación sonora y complicaciones en los cruces de numerosas calles y caminos.
Por lo demás, el tema de las relaciones laborales, se muestra como una exagerada exigencia, ya que de aceptar Uruguay una flexibilización exclusiva para el caso de UPM, expondría a toda la legislación laboral a un cuestionamiento de proporciones.
Del otro lado, está la imperiosa necesidad económica, ya que la formidable inversión de más de 4.000 millones de dólares, es lo suficientemente fuerte como para tener al gobierno permanentemente atento.