La difusión de una fotografía de la residencia del Presidente Vázquez en cuya puerta fue colocada una de las balconeras distribuidas por la Iglesia Católica en Montevideo y el interior, fue motivo de comentarios al sostenerse que la laicidad estuvo en debate aunque expertos consideraron legítimo que el Presidente expresara su fe en su residencia privada.
Tiempo atrás una balconera traída de España fue la que dio origen a la idea, al planificar actividades de la Arquidiócesis de Montevideo.
Monseñor Sturla consideró oportuno imprimir en principio 5.000 de estos afiches que se vendieron a $ 200 cada uno, aunque finalmente el número trepó a más de 25.000 y aún así, puede decirse que se agotaron.
En Mercedes se observan unas cuantas, adquiridas por vecinos a la Iglesia, que las puso a disposición de los feligreses en ocasión de la presencia semanas atrás de las Hermanas Paulinas, que repusieron una primera cantidad muy pequeña que se agotó de inmediato.
La propia Catedral había sido la pionera en incorporar las imágenes ideadas con el propósito de recristianizar la Navidad. Se ha indicado que también la Iglesia manejó como iniciativa el rezo del Rosario de la Aurora a las 7.30 de la mañana, práctica que se extendió desde noviembre hasta el 8 de diciembre, Día de la Virgen de la Inmaculada Concepción.
A los cuestionamientos que se pretendieron hacer sobre el derecho del Presidente de expresar su fe religiosa, se argumentó por parte de abogados constitucionalistas, que el Presidente es libre de realizar este y otro tipo de manifestaciones en su residencia privada, agregando que no lo podría hacer en la casa de gobierno o en el auto oficial, pero no hay restricciones para lo que ocurra en su domicilio particular, como cualquier otro uruguayo.
La denominada Asociación Uruguaya de Libres Pensadores, consideró que no era correcto que el Presidente tuviera una balconera en su casa, porque sería como colgar la bandera del Frente Amplio cuando es el líder de todos. De cualquier manera y aunque es un tema sustantivamente menor, extrañamente originó una catarata de comentarios a los más diversos niveles.