Tras conocerse ayer la noticia del lamentable fallecimiento de Pascuala Elisa Mancebo de Garrido (“Lita”), muchas fueron las historias que comenzaron a circular de personas a quienes ayudó siempre con su corazón abierto, recibiendo a través de su vida el cariño de la gente.
Con “Lita” se fue quizá, una de las últimas curanderas que quedaban en Mercedes y en la zona, acudiendo a ella personas de diferentes puntos del país e incluso le llegaban encomiendas con pedidos especiales para que sanara y ayudara a alguien.
Junto a su esposo, Armando, estuvo en la primera fila en los inicios de Unión Juvenil y muchos de quienes integraron los equipos de aquellos años recuerdan cuando “Lita” estaba siempre dispuesta a hacer tortas fritas y pasteles y venderlos a beneficio del equipo, acompañar a las muchachas cuando se terminaban los entrenamientos, guardando siempre su corazón para esta institución.
Fue una de las grandes pantaloneras y también hacía ojales para varios comercios y hasta hace poco continuaba cosiendo para ella y algunos amigos.
Una mujer de gran fe, todos los fines de semana se la podía ver en la Parroquia Sagrado Corazón y volcaba ese corazón abierto y esa palabra amable, a todos aquellos quienes golpeaban su puerta.
No era raro ver en su casa en Tomás Gómez casi Sánchez, a varias personas esperando para que “Lita” los viera y les aconsejaba qué hacer con algún problema de salud, haciendo todo esto sin cobrar un peso, solamente por cariño y volcando esa habilidad, como decía ella, que Dios le había dado. Muchos consideraban que había sido elegida para curar y a sus 85 años y tras un problema de salud que sufriera semanas atrás, se fue dejando sin dudas un vacío muy importante. El pasado año Crónicas quiso plasmar en sus páginas algunas de sus historias, lo que agradeció pero como una gran mujer que siempre fue y con su bajo perfil, simplemente dijo que era feliz cuando podía ayudar y hacer el bien a los demás.