Argentina ve dividirse aún más las aguas pese a los "llamados a la unión nacional" expresados tras el atentado a CFK que hasta anoche, pese a que salió de su casa, no fue a la marcha convocada ni tampoco pronunció ningún comentario. En forma paralela los interrogatorios al autor del fallido intento siguen en absoluto hermetismo, aunque trascendieron datos.
Fernando Sabag Montiel, "El Tedi", un hombre definido como errático, inconstante y camaleónico, sigue blanco de los interrogatorios mientras la justicia procura desentrañar en las profundidades psicológicas las razones de un acto absurdo que conmocionó al vecino país.
"Tedi" tenía la extraña costumbre de esperar a músicos famosos en hoteles y en dos oportunidades apareció en Crónica TV haciendo comentarios contrarios al gobierno. Frecuentaba el círculo de bandas Metal, una variante extrema del Heavy y acumulaba miles de dólares en guitarras y amplificadores en su habitación. En su apariencia mostraba tatuajes, anillos y pulseras con fuertes caracteres nazis y según el certificado de nacimiento era oriundo de Brasil, hijo de un chileno y de una argentina. Su madre se dedicaba a vender ropa y murió en 2017.
A fines de agosto apareció en Crónica TV junto a su novia que aseguraba estar en contra de cobrar planes sociales porque fomentaban las vagancias y en su muro de Facebook se enfrentó con mafias de coperos peruanos hablando de sus peleas con ellos a golpes de puño.
Según vecinos era dueño de tras taxis que trabajaban en la ciudad de Buenos Aires. El arma con la que gatilló a Cristina Fernández era una Bersa calibre .380 con el número parcialmente limado. La pericia balística indica que los expertos sospechan que el acusado no accionó la corredera antes de gatillar.
El hecho desató discursos contra la oposición acusándola de fomentar la violencia y el odio, mientras el periodismo contrario al actual gobierno sostiene que el presidente Alberto Fernández transformó un atentado a la democracia en un hecho político partidario responsabilizando a los medios como antes Cristina Fernández lo había hecho cada vez que habló de los procesos judiciales en su contra.