La expectativa creada en torno a la instancia de ayer en el Parlamento, tenía sus razones. Hubo puntos altos en la discusión donde pese a que los Ministros de Interior y Relaciones Exteriores defendieron la legalidad en el proceso de entrega del pasaporte al narco uruguayo Sebastián Marset, los puntos oscuros permanecieron como incógnita.
El Ministro Heber que defendió efusivamente la actuación de los funcionarios de gobierno, terminó reconociendo que el Subsecretario de la Dirección de Identificación Civil buscó acelerar el pasaporte de Marset, lo que le costó su cargo. Además Heber que comenzó diciendo que lo ocurrido era "gravísimo" y que "indignó al Presidente Lacalle y a todos nosotros como no podía ser de otra manera", pasó más adelante a justificar una serie de disposiciones contenidas en decretos reglamentarios para la extensión de los pasaportes, insinuando que no podía haberse recorrido otro camino en un país "que defiende férreamente las garantías" y que de otro modo, hubiera castigado a las jerarquías de gobierno por no haber guardado el secreto que impone el trabajo de la justicia.
Desde la oposición el Frente Amplio deslizó fuertes acusaciones. Uno de los puntos altos fue cuando la Vice Ministra de Relaciones Exteriores Carolina Ache reconoció haberse reunido con el abogado de Marset en su despacho, pero dijo que no tenía idea de que las preguntas de Alejandro Balbi relacionadas con el envío de la valija diplomática, estaban relacionadas con la gestión de un pasaporte para el narcotraficante.
Más tarde trató de mejorar su versión pero no pudo explicar en qué consistió la reunión.
También el Canciller Bustillo se movió en la reunión con gestos que revelaron su nerviosismo y no convenció su extensa argumentación.
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