Las olas de calor son definidas como un fenómeno amenazante que tienen un gran impacto en la salud de las personas, en especial en los adultos mayores y en los niños. Y para Uruguay se vislumbra un crecimiento de estos fenómenos, por lo que ya se alerta por sus posibles consecuencias.
"Lo que se espera es que la frecuencia e intensidad de las olas de calor aumenten con el cambio climático", advirtió el director de cambio climático del Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente y presidente del grupo de coordinación del sistema nacional de respuesta ante el cambio climático, Ignacio Lorenzo. Entre los eventos extremos que afectan a la salud, son considerados muy problemáticos y a los que se les debe prestar mayor atención.
En ese sentido, la experta colombiana en temas de salud y cambio climático, Gilma Mantilla, aseguró que hay enfermedades que podrían aparecer en sitios donde no existían antes, por cambios de temperatura, precipitaciones o viento, que "generan condiciones microambientales" que lo permiten. Es el caso de patologías presentes en áreas cercanas al Ecuador, que el aumento de las temperaturas a nivel global va a permitir que se extiendan.
"En el caso de Uruguay que el zika llegue, que el chikungunya llegue, que aumente la leishmaniasis o problemas a través de los alimentos o el agua. Podrían tener la posibilidad de tener cólera o salmonelosis", ejemplificó Mantilla durante el taller de intercambio "Fortalecimiento de las capacidades del sector salud para atender las vulnerabilidades ante las olas de calor y proveer respuestas adecuadas".
Otra de las consecuencias ligadas al cambio climático es el aumento de la contaminación en el aire, lo que provocaría mayor cantidad de enfermedades respiratorias o cardiovasculares, que se asocian a olas de calor o de frío.
"Lo que se ha visto es todo lo que tiene que ver con hipertensión arterial, obesidad, diabetes, que son enfermedades que pueden generarse por la exposición al calor o agravarse", dijo la experta colombiana.