El terror vuelve a golpear a Francia, objetivo prioritario del yihadismo. Decenas de personas -73, según datos provisionales de la fiscalía- murieron atropelladas por un camión lanzado contra una multitud durante los festejos del 14 de julio, fiesta nacional francesa, en el Paseo de los Ingleses de Niza. El vehículo fue lanzado a gran velocidad contra un numeroso grupo de congregados para ver los fuegos artificiales. El conductor, según fuentes policiales, fue abatido por disparos de la policía, según informó a diversos medios el delegado adjunto de la prefectura de Alpes Marítimos, Sebastien Humbert.
La primera alerta de que se trataba de un atentado la había lanzado el presidente del Consejo Regional de Provence-Alpes-Côte d'Azu, Christian Estrosi, en Twitter. Desde París, el fiscal antiterrorista, François Molins, aseguró que "todo parece indicar que se trata de un atentado". El alcalde de Niza, Christian Estrosi, pidió a los ciudadanos que no salgan de sus casas.
Alrededor de las 23.20 hora de Niza un camión blanco arrolló el paseo marítimo de Niza a la altura de la plaza de Masséna, donde a esas horas se congregaba una multitud para ver los fuegos artificiales que iban a servir de cierre a las celebraciones del Día Nacional. Varias personas intentaron impedir que el vehículo prosiguiera su marcha hacia la multitud, "pero iba a demasiada velocidad", según uno de los primeros testimonios recogidos por las televisiones locales.
El presidente de Francia, François Hollande, regresó desde Avignon para asistir a la reunión de la célula de crisis que se ha convocado en el Ministerio de Interior, a la que también asistió el primer ministro, Manuel Valls. Varios altos cargos del Gobierno también abandonaron apresuradamente el recinto en el que se habían reunido junto a Trocadero, en la capital, para presenciar los fuegos artificiales de la torre Eiffel. Uno de ellos ha sido el fiscal Molins, que se alejó de la zona mientras hablaba continuamente por teléfono.
El presunto atentado de Niza se produce solo unas horas después de que el presidente Hollande anunciara que el estado de excepción vigente desde noviembre sería levantado el próximo día 26, después del Tour. "No se puede estar de forma permanente en estado de excepción, había declarado el jefe del Estado. Tanto él como los principales responsables de seguridad del país se habían declarado satisfechos de que la Eurocopa, que durante un mes ha atraído a Francia a cientos de miles de aficionados, se hubiera desarrollado sin incidentes graves ni atentados. Los 10.000 militares desplegados por el país iban a ser reducidos a 7.000.
La cita futbolística era el evento más sensible ante el peligro de que los yihadistas pudieran cometer un atentado. En mayo, el jefe de los servicios de espionaje interior, Patrick Calvar, alertó de la posibilidad de que los ISIS practicara en Francia "un nuevo tipo de ataque": haciendo estallar bombas en lugares de gran afluencia de público "para crear un clima de pánico".
Según Nice Matin, un diario local, el pánico se apoderó de la población, que comenzó a correr en todas direcciones. Las fuerzas del orden, militares incluidos.
Numerosas ambulancias y fuerzas de seguridad acudieron a continuación al lugar y acordonaron la zona. Algunos testigos indicaron también haber oído un intercambio de tiros, según la prensa local.