Autos Ferrari, Mercedes Benz y BMW, salas de juegos privadas y un tren de vida de un millonario se le atribuyen al ex gerente financiero de la empresa Saman, quien desapareció a principios de este año con una cifra de entre US$ 18 millones y US$ 30 millones que supuestamente pertenecían a productores arroceros y otros inversores.
El gerente, de profesión economista, hacía 20 años que ocupaba cargos de confianza en la arrocera Saman. Sabía los montos de dinero que tenía para cobrar cada arrocero luego de la cosecha y conocía al detalle cada una de las cuentas. Es normal que en años de buena ganancia, cuando los precios del arroz son buenos, los productores reinviertan o depositen parte del dinero en una cuenta corriente que maneja la empresa, recibiendo un interés bancario.
Hace seis años, el entonces gerente se acercó a los productores con más recursos y les ofreció un interés más alto que el que pagaba Saman por tener el dinero en una cuenta corriente, en una especie de fondo de inversión.
Según productores este hombre se valía del conocimiento de la información financiera de los productores que guardaban el dinero en la empresa y lo usó en beneficio propio.
Según fuentes del sector arrocero, el entonces gerente siempre aclaró que el "fondo de inversión" era por fuera de Saman.
En un principio cumplió con el pago de los intereses, no levantando sospechas. Sin embargo, los productores inversionistas no sabían que el entonces gerente tenía dos debilidades: los autos lujosos y las salas de juego. "El dinero de los productores se gastó en esas cosas. Cuando vio que tenía que pagar otra vez los intereses, trató de captar más inversores", relató un arrocero que conoce varios casos de inversores afectados, productores que según dijo hoy quedaron sin nada.
Nadie sabe con exactitud el monto de dinero que manejó el gerente en cuestión en los últimos años. Algunos productores estiman que rondó entre US$ 18 millones y US$ 30 millones.