En Maldonado, mientras continuaba el temporal, comenzó a cuestionarse el manejo de los niveles de riesgo determinados por el Instituto Uruguayo de Meteorología. Autoridades municipales entienden que se debió establecer el color rojo de antemano para que la población se mantuviera en sus residencias.
El martes y ayer las ráfagas de viento rebasaron los 120 kilómetros por hora, superando el máximo establecido por la escala Beaufort, que denomina a los vientos de velocidad mayor a 118 kilómetros por hora como "temporal huracanado". Los efectos previstos en tierra son caída de árboles, voladuras de techos y afectación en casas. Eso fue lo que aconteció en la costa del departamento de Maldonado.
De milagro no se registraron graves accidentes, con saldo de personas lesionadas o fallecidas, considerando que varias arterias de tránsito se convirtieron en trampas mortales, con árboles de gran tamaño caídos, algunos sobre automóviles. Carteles, cables de energía eléctrica y ventanales de comercios fueron arrastrados por el ciclón.
Jesús Bentancur, director general de obras de la Intendencia de Maldonado, dijo que en la reunión del comité de emergencia se habló de este tema. "¿Qué faltaba para que se estableciera el nivel rojo? Era un peligro que la gente saliera a la calle con ese temporal. Cayeron árboles por todos lados y cualquier tipo de objeto. Un peligro".
El temporal causó asimismo diversos destrozos en el puerto de Punta del Este. Un barco de pesca, que estaba amarrado, se fue a pique, y a otros dos yates les reventaron los cabos y enseguida se estrellaron contra las rocas. Todos los negocios de venta de pescado debieron cerrar sus puertas.
En Maldonado hubo tres heridos, todos en siniestros de tránsito ocurridos en plena tormenta. El Centro Coordinador de Emergencias departamental indicó que hay 27 personas fuera de sus hogares, por voladuras de techos o caída de árboles sobre sus viviendas.