Una amplia mayoría de los senadores de Brasil se inclinó hoy de forma decididamente favorable a la destitución de la presidenta Dilma Rousseff, sometida a votación desde la mañana.
De los 63 senadores que participaron en el maratoniano debate, que se prolongó hasta la madrugada del miércoles, 42 anunciaron que votarán a favor de que la mandataria pierda el cargo, 18 se pronunciaron en contra y tan sólo tres no aclararon sus intenciones, pero dieron indicios de que se inclinarán por la marcha de Rousseff.
Para que se apruebe la destitución, será necesaria una mayoría calificada de dos tercios, equivalente a 54 votos entre los 81 senadores, una cifra que se presume accesible para los favorables a la salida de la mandataria por la proporción de discursos que se oyeron en este sentido.
Los discursos de ambos bandos repitieron los argumentos que se han esgrimido en las sucesivas etapas que han tenido lugar desde que comenzó el trámite del juicio político el pasado diciembre.
En esa última audiencia, dos senadores inclinados a condenar a Rousseff y otros dos que se opongan a su destitución tendrán cada uno cinco minutos para exponer sus alegatos y el presidente de la Corte Suprema leerá una versión resumida del informe final del caso.
Luego se procederá a la votación, que será nominal, pública y por medio de un sistema electrónico, por lo que el resultado se conocerá de inmediato.
Una vez proclamado por el presidente del Supremo, Rousseff estará fuera del poder o, por el contrario, si fuera absuelta, recuperaría el cargo y relegaría otra vez a la vicepresidencia a Michel Temer.