En ese sentido, casi 100 ejemplares fueron devueltos días pasados al medio silvestre, acción destacada como un nuevo avance en la Estrategia Nacional de Biodiversidad y la conservación de especies amenazadas.
La especie Pecari tajacu, comúnmente conocida como pecarí, es un ungulado emparentado con la familia de los cerdos. Se trata de una especie nativa hoy considerada como extinta en Uruguay, por lo que está incluido en la lista de especies prioritarias para la conservación. Estos animales habitaban particularmente las zonas del litoral y este del país.
En los últimos días y luego de 17 años de trabajo conjunto para recuperar esta especie mediante su cautiverio en una reserva privada, se liberaron casi 100 ejemplares en el medio silvestre. El proceso de reinserción se realizó en dos etapas muy cuidadas atendiendo aspectos genéticos, sanitarios, alimenticios, con un posterior plan de monitoreo de la adaptación.
El acontecimiento ocurre casi cien años después de la desaparición de este animal, en un esfuerzo conjunto entre la Dirección Nacional de Medio Ambiente y el bioparque M´Bopicuá (de la empresa Montes del Plata), a través del "Proyecto de reintroducción experimental del pecarí de collar en Uruguay”.
Es muy importante marcar la diferencia entre estos animales y los jabalíes, ya que son más pequeños y, por ser herbívoros, no representan ningún riesgo para la fauna autóctona ni los animales domésticos.
El pecarí habita pastizales abiertos y bosques, dado que necesita una cierta cobertura arbórea para refugio y alimento. Pesa entre 30 y 40 kilos, es herbívoro y sociable, ya que vive en grupos de 2 a 30 individuos. Cumple diversas funciones en el ecosistema, mientras busca alimento, airea y remueve el suelo, por tal razón se lo conoce como el “animal que hace senderos a través del bosque”. Por alimentarse de frutos, el pecarí es un dispersor de semillas y juega un importante rol en los ecosistemas que habita.