XVII- EL SITIO DE MONTEVIDEO
Llegado Rondeau a la zona donde se encuentra desplegado el grueso del ejército sitiador, establece su Cuartel General en El Miguelete, arroyo que se encuentra a poca distancia de los muros que rodean a Montevideo, emitiendo desde allí una proclama dirigida a todos los soldados que integran las fuerzas a su mando, instándolos a perseverar en su empeño.
Ya con antelación y mientras estaba en su Cuartel de Mercedes, había organizado y distribuido sus fuerzas, estableciendo quienes quedarían al mando de cada cuerpo del ejército y determinando su organización, dividiendo el mismo y fijando el número de plazas en cada uno de ellos. Es así que durante todo el mes de junio y a través de la numerosa correspondencia que intercambia con la Junta de Buenos Aires, se pueden seguir el curso de los acontecimientos que se iban desarrollando en los alrededores de las murallas detrás de las cuales se protegían el Virrey Elío y sus fuerzas.
Son continuas las acciones de índole guerrillera que llevan a cabo distintos destacamentos de las fuerzas sitiadoras, hostilizando permanentemente a las partidas que intentan salir a aprovisionarse, sobre todo en lo que se refiere al producto de las panaderías, la mayoría de las cuales estaban establecidas fuera de las murallas, como también cuando procuraban los sitiados proveerse de verduras y hortalizas de las chacras próximas y de algunos vacunos u otros animales para poder consumir carne fresca.
Es así que sorprendiendo a las numerosas columnas de los realistas que se atreven a salir de los portones del fuerte, los atacan y emboscan, arriándoles caballos, mulas e hiriendo y matando algunos soldados enemigos y haciéndose de algunas armas abandonadas por aquellos, que huyen precipitadamente buscando el resguardo de las altas murallas. También, previendo un ataque decisivo de las fuerzas sitiadoras, iluminan permanentemente todos los flancos de la fortaleza, redoblando la guardia y estando prestos a tomar las armas a la menor alarma.
En tanto, se despliegan los distintos cuerpos del ejército sitiador pasando Rondeau a establecer su Cuartel General en el Arroyo Seco, estrechando el cerco que comprendía también vigilancia y ataques sobre las costas para evitar el desembarco por esos lugares.
Mientras tanto José Artigas con su caballería ocupa la zona del Cordón a poco más de 2000 metros de las murallas, en un punto estratégico para la vigilancia de esos sitios.
En comunicación a la Junta Gubernativa de las provincias del Río de la Plata detalla cómo se compone su fuerza de caballería detallando los nombres de sus capitanes y tenientes, escuadrones en que se divide y el número de integrantes de cada uno de ellos, totalizando 3.263 plazas en total.
A fines de junio Rondeau convoca a Junta de Guerra en su Cuartel para tomar el parecer de sus distintos Jefes sobre realizar un ataque frontal y decisivo sobre la plaza de Montevideo, tomando en consideración rumores sobre la disgregación de los defensores de aquella, como también exponiendo sobre las noticias que comienzan a llegar de que hay fuerzas portuguesas movilizadas en la frontera de Cerro Largo y también más al norte. La opinión general es la de evitar un combate frontal a través del asalto de la fortaleza, pues significaré la pérdida de los más valerosos soldados, aconsejándose el ablandamiento de sus defensores a través de constante bombardeo y cañoneo pretendiendo la rendición de la plaza, y si tal cosa ocurriere, preparar y agrupar sus fuerzas para atacar y repeler a las fuerzas invasoras del ejército portugués.
Se hace mención también al pedido de ayuda y refuerzos, tanto en hombres como en armas, pues se carece incluso de pólvora a pesar de que se obtuvo cierta cantidad de ella en el ataque y toma de la Isla de Ratas en la Bahía de Montevideo, realizada días después, para estar preparados para los acontecimientos que se avecinan.