XIII. Operaciones previas a Las Piedras.
“Los vichadores”
Mientras Artigas se acerca al lugar donde se realizaría la Batalla de Las Piedras, los diferentes cuerpos de las fuerzas militares que se desplazaban en distintos lugares de la Banda Oriental iban avanzando en la conquista del territorio, tomando distintos puntos estratégicos y aumentando en progresión geométrica sus fuerzas, con los vecinos que se plegaban a sus filas y por quienes, integrando el bando contrario, no dudaban en acompañar las milicias patrióticas y se pasaban, con sus armas, al bando revolucionario.
Avanzan así sobre los pueblos de Solís, sobre Pando, otros toman la fortaleza de Santa Teresa y ya habían caído en poder de los patriotas, con ya dijimos, San Fernando de Maldonado, San Carlos y Minas, teniendo como objetivo avanzar sobre Montevideo, estrechando el cerco y tratando de impedir el ingreso de víveres, de ganados y de refuerzos, forzando de ese modo lograr rendir las fuerzas del Virrey Elío.
Este, apelando a sus últimos recursos, libera de las mazmorras y cárceles de Montevideo a un centenar de presidiarios con la condición de que ataquen y capturen, vivo o muerto a Artigas, poniéndolos bajo las órdenes de un tal Mena, facineroso reconocido como cruel y sanguinario.
El día 18 de mayo aparece como pletórica de hechos y acontecimientos en una y otra banda del Río de la Plata: mientras que por un lado Venancio Benavídes informa a la Junta de Buenos Aires que ese día ha arribado a la Colonia, poniéndole cerco y atacando, mediante una serie de guerrillas a sus defensores que intentaban cada tanto de librarse de esa opresión, apoyados por las embarcaciones apostadas en su puerto y que realizaban esporádicos bombardeos contra aquella fuerza sitiadora, en Buenos Aires Joaquín Campana contesta, como Secretario de Gobierno y Guerra de la Junta Grande a Lord Strangford, pronunciando por primera vez la palabra “Independencia”, propendiendo a la independencia recíproca de América y de la Península.
Y por supuesto, ese día se libraría la Batalla de Las Piedras, la que detallaremos en sus pormenores en nuestra próxima nota.
Volvemos ahora sobre el triunfo obtenido por Benavídes al rendir a la población de la Colonia luego de un sitio de 9 días, habiendo huido embarcada la mayor parte de la población, de las fuerzas comandadas por Vigodet y de los escasos españolistas que los apoyaban, en 26 buques de transporte que se habían preparado para recibir a todo el vecindario que decidiera evacuar la población, la que quedó destruida y arruinada.
Esa acción permite a Benavides hacerse de una abundante artillería al tomar cuatro cañones de distinto calibre, que aunque tratados de ser inutilizados por los prófugos, pudieron ser recuperados para utilizarlos en el futuro, quedando en ese sitio aquel atendiendo inventarios y esperando órdenes de sus superiores.
Mientras el Virrey Elío ve que se cierne sobre la población que defiende (Montevideo), el cerco de las fuerzas militares comandadas por Artigas, por lo que comienza a enviar distintas comunicaciones y órdenes a José Posadas, como también reprimendas por haberse dejado robar las caballadas que se encontraban en el Rincón del Rey.
Como contrapartida, aprueba el haber realizado un desfile de sus tropas a la vista de las fuerzas sitiadoras, para demostrar con su número de soldados y con su armamento, su poderío y de tal manera tratar de amedrentar al contingente contrario.
Trata Elío de llevar su campamento a Canelones, aunque le han sugerido su ubicación en Santa Lucía como un punto más estratégico, pero el Virrey está convencido que sus tropas estarán más cómodas en “el Canelón” que en el otro punto sugerido, pues tendrán edificios donde guarecerse con un clima y tiempo ya más frío y teniendo en cuenta que gran parte de sus fuerzas están conformadas por marineros provenientes de las embarcaciones surtas en su puerto y comandadas por un Capitán de Fragata don José de Posadas.
Personajes fundamentales en estos encuentros ocasionales, fueron “los vigías o vichadores”, quienes como dijimos eran especies de espías que observaban e iban indicado a las partidas los movimientos de los enemigos, permitiendo adelantarse a tomar determinados lugares estratégicos a las avanzadas de su ejército.
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Artigas ocupa antes ese punto que se consideraba estratégico y acampa a poco más de 3 leguas del “Campamento de Las Piedras”, que es la ubicación entonces de las fuerzas realistas. Desde allí estudiará los movimientos, la estrategia a seguir y el momento oportuno de lanzar el ataque, pues el clima se presentaba hostil y la lluvia complicaba los movimientos.
En la próxima nota describiremos los prolegómenos y la batalla misma del 18 de Mayo.