Tomando en consideración la posibilidad de referirnos a los numerosos cuadros presentados en su exposición del 20 de marzo del corriente año por el Dr. Elbio Altieri en la Casa de la Cultura, relacionando esas obras con aspectos históricos de cada lugar representado en ellas, como asimismo el poder mostrar la evolución que experimentaron en su estructura dentro de ese tiempo, seguimos mostrando la mayoría de las mismas con un pequeño comentario histórico y geográfico relacionado con cada una de ellas.

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En las pinturas indizadas como 29 y 30 se repite la casa ubicada en la esquina suroeste de calles Paysandú y Haedo, antiquísima finca  que se ubicaba en terrenos propiedad de la familia Fuentes, pues desde el primer propietario que lo fue don Manuel Escalada, pasó luego a Francisca de la Peña de Comas, sucedida por Marcelino Roque Fuentes  y posteriormente, basado en  documentación certera, fue su dueña Lucila Fuentes de Pereira, esposa del portugués Manuel Pereira Correa.

Fuera del aspecto vetusto de la construcción se advierte que sus materiales son fuertes, manteniendo en parte de la misma techos de zinc y en parte techos de azotea. 

Se han desempeñado en la propia esquina distintos comercios cuyos propietarios se domiciliaban en la casa anexa por la hoy calle Edo. V. Haedo.

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Es conocido el suceso que durante algún tiempo puso en el comentario de los vecinos ese lugar, cuando por un error de quienes transportaban mercaderías para distintos comercios, descargaron en el Almacén Canet – que en ese entonces funcionaba allí – varios casilleros de una bebida que realizaba una promoción de esa marca con un premio mayor de un automóvil.

En ese lugar se juntaban vecinos habitués, gente de trabajo en su mayoría, que al finalizar sus labores refrescaban sus gargantas bebiendo cerveza de esa marca promocionada. Se comentó siempre que ese premio venía ya destinado a una confitería del centro donde clientes de mayores recursos realizaban un considerable gasto consumiendo esa misma bebida.

Se desató una verdadera confusión cuando un cliente de aquel almacén destapó una botella que contenía en su tapa la figura del automóvil que lo ofrecía como premio aquella firma cervecera. Los comentarios por varios motivos se mantuvieron durante largo tiempo. 

La pintura Nº. 25 pertenece a la casa ubicada en calles Ansina y Espinosa, de buena construcción  con amplia comodidad, la que ha estado dedicada en los últimos años a distintos comercios de diversos ramos.

Fuertes y altas paredes contornan esta edificación que debe rondar el centenario de su erección.

Fue originariamente propiedad de Federico e Isidoro Taruselli; desde 1866 quedó luego en la familia hasta 1926 fecha en que luego de varias particiones sucesorias terminó, años atrás, nuevamente en manos de Taruselli Hnos.

Alberga actualmente una casa de comercio de repuestos automotores, habiendo antes sido punto de reunión de vecinos en el conocido bar “ La Tranquera”.

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Como tantas otras viejas edificaciones que llaman la atención por su permanencia durante años y años mostrando sus deterioradas paredes el artista reflejó en la pintura Nº. 36 – que es un óleo en cartón de 30 por 40 cms.- esta antigua casona de larga historia ubicada en la esquina sureste de las calles Artigas y Casagrande, frente a la Plaza Artigas.

Figuran como dueños en diversas fechas de esa estratégica esquina en otras épocas por su proximidad con la Plaza de Frutos y la nueva Plaza de la población, Matías Yahín, luego Juan Brunengo y posteriormente la Sucesión de Matías Espain. 

Finalmente aparece el poderoso comerciante Blás Solari como propietario de esa cuarta manzana que contiene también esta finca.                                  

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Cruzando diagonalmente aquella plaza, la denominada hoy como plaza Artigas (antes Constitución) en la esquina suroeste de las calles Colón y Don Bosco, existió durante muchos años otra antigua finca, en parte de fuerte material, que tuvo diversos cambios en la ubicación de sus aberturas, seguido de un modesto pero firme edificio con forma de rancho, cubierto con techo de tejas, rodeado hacia el centro de la manzana con un amplio sitio poblado de distintas especies forestales.

Señalada como pintura Nº. 38 se reprodujo en un óleo sobre tela de 50 por 40 centímetros, pero nos encontramos hoy con una edificación totalmente diferente, habiéndose utilizado parte de sus fuertes paredes pero transformando totalmente en su aspecto.

Doroteo Maneiro fue uno de sus primeros propietarios pero ya en 1859 son los esposos Gregoria Benítez y Francisco Gándara sus dueños.

En 1869 pasa a propiedad de Rosa Acosta, luego Francisco Solari, sucedido por Bernardo Doblas, Damiana Otazú  hasta que en 1921 sale del dominio municipal a favor de Juan V.Schopfer.

Nótese la construcción de la ochava en la propia esquina. 

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Como información complementaria referida a esta exposición, debemos mencionar que la misma fue llevada luego a Fray Bentos, donde se exhibieron estos cuadros en la sala del Museo Solari con el mismo éxito del obtenido en nuestra Casa de la Cultura.