Mientras a nivel mundial comenzaba a desarrollarse el terrible conflicto que denominamos 1ª. Guerra Mundial, nuestra ciudad trataba de desarrollarse buscando mejorar en aras del progreso que significaban los numerosos adelantos que comenzaban a producirse en distintos países.
No hay texto alternativo automático disponible. Como queriendo dar la espalda a los sufrimientos que se desarrollaban en países lejanos, nuestros vecinos acudían a disfrutar de los entretenimientos que les brindaban el “Politeama Colón” en el que actuaba la Compañía de Carlos Brussa poniendo en escena numerosas obras teatrales, el “Cine Mercedes” que recibía su público en salones de la Sociedad Italiana organizado por el Club Sportivo Mercedes y el “Cine Variedades” en Colón y la hoy calle Detomasi presentando espectáculos dedicados a la Colonia Española.
No todo era diversión pues seguían acudiendo a obtener trabajo al Frigorífico Liebig´s numerosos vecinos desocupados, tratando de aumentar el número de sus obreros que superaba ya los 1000.
Por distintos motivos se había desatado una huelga entre su personal, lo que ameritó que desde nuestra ciudad concurriera a Fray Bentos una compañía del Batallón Nº. 3 de Caballería solicitado por la Administración de aquel establecimiento, quienes debieron transportarse (según los diarios) “a patacón por cuadra” al carecer de caballos.
Estaba ya funcionando la Empresa de Preve Hnos. brindando el gran adelanto que significó la luz eléctrica, luchando con muchas carencias: la poca luz que brindaban sus contadas lamparillas y el constante corte del suministro por distintas causas, lo que producía el reclamo de sus usuarios y abonados.
Se daba la noticia de que en la Colonia Rusa de San Javier, instalada cuatro años antes, la cosecha de trigo había alcanzado los 900 mil hectómetros, habiéndose vendido 800 mil, mientras que el resto se reservaba para semilla.
La prensa destacaba un gran adelanto cual era la instalación en la ciudad de una oficina dactiloscópica, la que se puso a cargo del Sr. Esteban Balardini y se mencionaba que habían llegado ya los muebles para la misma.
En la faz deportiva, muy limitada en la época, se publicitaban las clases de gimnasia sueca que promovía el Club Sportivo Mercedes las que estaban a cargo del Profesor Archie M. Whitaker.
Entre las noticias referidas a diferentes comercios que presentaban sus avisos en la prensa del medio rescatamos: la “Casa Viñuela” ofreciendo su surtido de gorras y sombreros en su local de calle Artigas entre San José y Minas (hoy F. Aldunate y J.E.Rodó); “La Blanca”, gran casa de modas cuya propietaria era Blanca R. de Fresco; el “Almacén de Aquiles F. Martínez” en calles Salto esquina Buenos Aires (hoy S. Rivas y Dr. Braceras).
En tanto José Segú anunciaba que liquidaba su negocio de “Bazar, Juguetería y Casa de Música” ubicado en su domicilio en calle Florida 568 (hoy sede de Difusora Soriano).
Ofrecía sus servicios como Partera diplomada la Sra. Rosa Riera de Domínguez quien había obtenido su diploma en Córdoba, República Argentina.
Otros avisos hacían referencia a la “Barraca la Intrusa” en calle C. Largo 595 esquina 25 de Mayo en el antiguo local de la Defensa Agrícola (hoy aquellas calles se llaman Fcio. Sánchez y Edo. V. Haedo). mientras que para las damas, actividad muy común entonces, se promovía la Academia de Corte y Confección de la Prof. Julia Burgel en calle Artigas 289/291, mencionando que aplicaba el Sistema Ballestrino.
La competencia por la venta de automotores se había desatado y al ser una verdadera novedad aún, se ofrecían distintas marcas a posibles propietarios.
Logradas las ventas se mencionaba como el caso del concesionario Jorge M. Varsi que publicaba que había traído dos coches marca BUICK comprados por los Sres. Valentín Garmendia y Juan J. Dodera.
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Seguiremos en otras notas con diferentes acontecimientos que se fueron sucediendo en esos meses de abril, mayo y junio de 1917 pero ahora nos detendremos en la campaña que hacía el diario “El Progreso” contra la actividad del Intendente el Prof. Luis A. Zanzi.
Obsesionado éste por mejorar el aspecto urbanístico de la ciudad había previsto la instalación de diferentes pérgolas en varios lugares, mencionando que en verano el clima era muy severo y que las mismas atenuarían esos tremendos calores.
Como una muestra de lo que pensaba ordenar, hizo construir una frente a la entrada de la vieja Intendencia, la que entonces se ubicaba en la amplia propiedad de los Miláns, en la esquina de las calles hoy Colón y Avenida Asencio.
La misma construida artísticamente en madera, contaba con un banco para descanso de los transeúntes y por sus laterales ascendían diversas enredaderas de distintas flores lo que proporcionaría sombra y perfume en las aceras.
Esta iniciativa propendía las continuas indirectas de la prensa opositora y en el mes de julio se quejan de que al parecer el Intendente Zanzi ya había decidido ubicar, no una, sino todo un cerramiento de madera en el predio de una manzana ubicado en cruz con la propia Intendencia, satisfaciendo así su idea y brindando un espacio de recreación a los vecinos y a la juventud.
Otra noticia relativa a lo mismo, la publica aquel diario nombrado mencionando que Zanzi ha mandado pintar los bancos de la Plaza Independencia y por supuesto “su pérgola” por su pintor preferido don Nicolás Funari.
No todo eran noticias del medio, sino que también se mencionaba a través de agencias de Montevideo, que había sido hundido por un submarino alemán el buque uruguayo “Glorizia”, según informaciones emitidas desde Londres. Era la época en que el transitar por los mares del mundo era sumamente peligroso.
A fines de febrero había asumido como Juez Letrado del departamento el Dr. Oscar Ferrando y Olaondo quien poco después debió tratar de esclarecer un homicidio producido el “Almacén de Chivito” el 15 de abril, deteniéndose a numerosos sospechosos.
La ciudad se estiraba pues a la emigración recibida de numerosos italianos y españoles, se ofrecían terrenos, solares y chacras en el cinturón de Mercedes y se comenzaba a fraccionar y vender a plazos terrenos en el “Barrio Artigas” recientemente mensurados por el Agrimensor Isidro Díaz en 1912.