El tiempo sigue su marcha y nos va marcando minuto a minuto todo lo que ha transcurrido desde determinado acontecimiento.
Pocos días han pasado desde que recordamos con tristeza el primer año de su desaparición de estos lugares que fueron para él la razón de su vida.
Más de ocho decenas de años transcurridas en su hogar, primero junto a sus padres y hermanas y luego, por los destinos de la vida, sólo junto a ellas, hicieron que fuera ese sitio para él el lugar donde creció, conoció, admiró y se entusiasmó en aprender más y más de la historia.
Pero no sólo de la historia como una materia que se aprende en distintos cursos de lugares de enseñanza, sino la historia total, del mundo a través de toda su existencia, almacenando y recordando hechos, fechas, nombres, acontecimientos, personas, lugares.
Toda su larga vida, que debió ser aún más prolongada, la dedicó a aumentar su enorme capacidad para no olvidar cada uno de aquellos detalles, no sólo los adquiridos en las aulas en sus diferentes niveles, sino también los que aprendía observando y almacenando las opiniones de historiadores de amplio prestigio, las noticias y crónicas de los diarios y revistas, aumentando día a día sus conocimientos y también su enorme y selecta biblioteca.
Cada conversación que mantenía con sus alumnos la traducía en un recuerdo que, cuando la ocasión lo ameritaba, lo traía a colación. Sucedía lo mismo con lo que respondían aquellos a sus interrogantes en clases, lo que se los repetía años después a aquellos que habían tenido ciertos errores o buenas respuestas en cada caso.
Conocía el nombre de cada uno de sus alumnos, mejor aún, sus dos nombres más los de sus respectivos padres, manteniendo muchísimas (todas) las listas de cada uno de los grupos que tuvo a su cargo en la materia que era parte de su vida, la Historia.
Fueron muchos los destacados profesores, escritores, historiadores, genealogistas, políticos, literatos, con los que mantuvo constante trato no sólo personal sino también epistolar.
Colaboró en cuanta empresa que tuviera por fin el hacer conocer algo más de la historia de nuestra ciudad, aportando sus notas, siempre respaldadas por abundante bibliografía.
No mezquinó su colaboración cuando se le solicitaba su participación en mesas redondas o dictando charlas, conferencias, clases, aportando siempre sus conocimientos y su bonhomía.
Amigo de todos, seguro estamos de que así era considerado por todos. Amó sobre todo a su barrio, del que hizo y publicó una prolija y documentada historia, recordando todos y cada uno de los vecinos que a través de su propia vida, pudo conocer y con todos los cuales trató y fue apreciado.
Amaba a su ciudad y al departamento, como así también, a la vieja patria de su padre, Galicia, en España donde tenía aún familiares hasta hace poco tiempo.
También a su patria, participando siempre de todo acto que recordaba cualquier hecho o circunstancia digna de ser resaltada.
Una de sus aspiraciones mayores era la de conocer el sitio y los lugares de donde provenía su padre en España, lo que recién pudo realizar cuando tenía ya unos 60 años.
Con numerosos parientes con quienes estaba comunicado epistolarmente, se encontró en los antiguos “pagos” de la familia de su padre, ubicando las casas de sus bisabuelos, de sus abuelos donde viviera su padre, así como el cementerio en que descansan los restos de aquellos.
Su primera satisfacción la tuvo al fotografiarse y conocer el Archivo General de Indias donde se encuentra la mayor parte de la documentación relacionada con la historia del hoy nuestro país.
Recorrió luego otros lugares que ansiaba conocer y que son hitos en el viejo mundo, como el Arbol de Guernica, el Arco del Triunfo y la Tour Eiffel, estos dos últimos monumentos en París y también la Iglesia de la Sagrada Familia en Barcelona.
Coleccionista durante toda su vida de fotografías, notas, documentos, publicaciones y libros de todo tipo relacionados con su querida materia, como también de literatura de autores de renombre, tratados políticos, y son incontables los suplementos de diarios y revistas, las publicaciones periódicas y las distintas entregas de valiosos ejemplares publicados en el extranjero que poseía.
Estos conocimientos los completó luego en otros dos viajes realizados a Italia y desde allí a diversos lugares de Europa, que ansiaba recorrer y asimilar “in situ” lo que había aprendido y enseñado en las aulas a su cargo.
Siempre preocupado por los orígenes de los vecinos de esta zona (ciudades y del departamento) dedicó largo tiempo de su vida a relacionarse con distintos Institutos del país y del exterior que se ocupaban de las genealogías de personas que pertenecieron o tuvieron sus orígenes familiares en esos lugares.
Innumerables fueron hasta sus últimos días las visitas y pedidos de coterráneos, de quienes venían del exterior o de distintos lugares especialmente a consultarlo, atendiendo también solicitudes de estudiosos o curiosos de otros países que acudían a él como reconocido genealogista capacitado para resolverle sus pedidos.
Miembro integrante de numerosas instituciones, entre ellas el Instituto Histórico y Geográfico del Uruguay del que fue designado Académico, fue también quien sobrevivió como último de los fundadores de su entrañable Centro de Investigaciones Históricas, hoy Centro Histórico y Geográfico de Soriano.
Su cariño con esta Institución hizo que sus hermanas, atendiendo y conociendo el pensamiento de Manuel, decidieran transferir con ese destino toda su admirable, enorme y valiosísima biblioteca y todos sus apuntes, carpetas y demás documentación que atesoraba.
Se plantea hoy la dificultad de poder trasladar, ubicar, conservar y facilitar la utilización de todo ese invalorable material debido su volumen físico a la sede del Centro Histórico, por lo que se buscan soluciones para poder adecuar espacios capaces de albergar el mismo.
Debido a ello y para hacer frente a ese enorme desafío, este espacio denominado “Casos y cosas” se adhiere al recuerdo de aquel admirado profesor, acompañando desde ya la campaña para poder solucionar ese ineludible compromiso, compromiso que compete también a toda la sociedad, no sólo del departamento sino también de quienes fueron sus alumnos, amigos, vecinos, colegas.
Esperamos ver muy pronto observado y utilizado por todos ese valiosísimo material único en nuestro departamento y poco habitual en la República entera.