Largos años el departamento careció de un sitio destinado a esos efectos para atender la salud de una población que comenzaba a crecer en números aceleradamente.
Hemos hecho referencia en notas anteriores a la dificultad que encontraban quienes veían afectada su salud, ya fuera por las continuas epidemias que se sucedían en épocas en que la salubridad dejaba mucho que desear, ya fuera por cualquier otro quebranto de salud propio del modo de vivir de entonces o por haber sido heridos o perjudicados en su humanidad por las continuas luchas fraticidas de aquellos tiempos.
No existía un lugar adecuado para brindar esa atención, necesaria en muchos casos en que se debía guardar reposo, en que debía atenderse por determinado tiempo la curación de heridas, la consecuencia de amputación de miembros, la evolución de operaciones o el necesario aislamiento en caso de contagios masivos tan habituales entonces.
Los contados médicos que se fueron sucediendo a través de los años, se enfrentaban con los inconvenientes detallados, debiendo atender a sus pacientes en los sitios en que eran sorprendidos por esos inesperados percances, debiendo hacerlo a veces en pleno campo, en casa de algún vecino cercano al lugar donde el accidentado o herido había caído o en el mejor de los casos en algún hogar de la misma población, ya fuera la casa propia o de algún familiar del paciente.
Esas dificultades hicieron que los médicos y otros entendidos en los problemas de la salud manejaran distintas iniciativas para poder solucionar las mismas, buscando llevar adelante el establecer un lugar apropiado para instalar un sitio protegido, cómodo y donde se pudieran recoger a los numerosos enfermos y perjudicados por aquellos sucesos.
Allá por 1848, en plena Guerra Grande, se menciona un rancho ubicado en terreno con frente a las hoy calles M. Ferrería y Artigas, en que se establece como Casa del Estado ese lugar y aparentemente dedicado a ese fin, detallándose prestando funciones en él a tres negros libres cuyos nombres se indican. Serían éstos los encargados de brindar atención a los internados allí o que fueran reconocidos por los galenos de entonces.
Pasan varios años más y la necesidad de contar con un hospital se hace evidente ante la aparición de distintas epidemias, concretándose distintas reuniones a esos efectos pero sin éxito y recién siendo Jefe Político el Cnel. Pablo Galarza se da nuevo impulso a la necesidad de cubrir esa falencia, propiciando un movimiento entre el vecindario para la instalación de un lugar a propósito, lo que se logra adquiriendo para tal fin una manzana de terreno dentro de lo que fue conocido como la chacra del Pbro. Dr. Luis José de la Peña en el año 1885.
Luchando con las dificultades de falta de presupuesto, a duras penas se comienzan las obras para su construcción en febrero de 1888, siguiéndose los trámites necesarios para dar impulso a la obra, promoviéndose colectas públicas para ir atendiendo los gastos que se iban originando.
El 19 de febrero de 1894 se inscribe en el Registro de Ventas de Mercedes una Declaratoria por la cual el Cnel. Pablo Galarza declara que la manzana señalada con el Nº, 2 de determinado plano, adquirida ante el Esc. Pittamiglio, comprendida por las calles Cerro Largo- Canelones- de las Maulas y Arenal Grande “pertenece en propiedad a la Comisión de Caridad y Beneficencia de esta ciudad, por haber sido comprada con dinero recolectado entre el vecindario y con el objeto de construir en ella el HOSPÌTAL HOY EXISTENTE”.
Promovida la presentación de propuestas, se acepta la de Pedro Rovira quien toma a su cargo la construcción del edificio destinado a aquel fin, sufriendo los trabajos distintas paralizaciones por diferentes motivos, interviniendo en su construcción también el arquitecto Massué.
Se procede a realizar la Reglamentación interna del hospital y se incorporan como encargadas de la asistencia a las Hermanas de la Caridad.
Finalmente se procede a la inauguración el 18 de julio de 1894 a las 3 de la tarde y serían los médicos que participaban entonces atendiendo la salud de los pacientes el Dr. Eduardo Brugulat, Dr. Gerónimo Rodríguez Gallego, Dr. Juan A. Dufour, Dr. José Mª de Mendouça.
Se enterró como piedra fundamental una urna, que al abrirse años después, contenía 48 monedas de cobre de la época, 1 foto del proyecto del Arq. Massúe y dos ejemplares de periódicos “El Telégrafo” y “El Departamento” de los días de la inauguración.
Las necesidades del Hospital hacen que en 1911 deba edificarse un nuevo pabellón que se adjudicó a la firma ”Miláns & Cía.”, viéndose así que la demanda de atención sanitaria de la población era cada vez mayor.
Años después y ya con más de 50 años de actividad se aprecia la necesidad de adecuar parte de las instalaciones necesarias para la atención de la creciente demanda que necesitaba ser atendida en el nosocomio. Se promueve así un movimiento de la sociedad en ese sentido, tratando de despertar la solidaridad de la población y de los habitantes de las zonas vecinas, para adecuar aquel edificio y transformarlo en un Centro departamental de Salud Pública.
Comienzan las obras para lograr ese objetivo, el día 15 de enero de 1945, siendo Director entonces el Dr. Zoilo A. Chelle y adjudicándose las obras a la firma “Marchesoni y Boezio”.
Finalmente el 18 de agosto de 1946 se deja inaugurado el moderno Hospital de Mercedes en una gran ceremonia popular, procediéndose luego de la ceremonia inaugural a pronunciar sendos discursos el Dr. Ricardo Braceras por la Comisión de Vecinos, Tomás Berreta como Ministro de Obras Públicas, Dr. Francisco Forteza como Ministro de Salud Pública y el Director Dr. Zoilo A. Chelle.
Los funcionarios de Salud Pública publicaban en esa época una revista que dedicó su número 4 de setiembre de 1946 en adhesión a la inauguración del Centro de Salud de nuestra ciudad y de la cual hemos extraído numerosos datos.
Las obras estuvieron dirigidas por el Arq. Director T. Larrobla conjuntamente con el Arq. Brugnini conformando un edificio acompasado a las necesidades de la población.
Han pasado ya muchos años de estos datos que traemos al recuerdo, estando transformado en el Hospital Regional “Zoilo A. Chelle” atendiendo pacientes de toda la zona que tiene a su cargo, prestando como siempre su rápida respuesta a la necesidad de quienes lo solicitan.
Sería interesante que, quienes reconozcan dentro del personal que se muestra en las fotos a familiares o conocidos, nos aporten mayores datos sobre los mismos.