Luego de 29 años de desempeñarse como Defensor Público o de Oficio y de 41 años como funcionario público, el Dr. Julio César Guastavino Aguiar se retiró para “tener más tiempo para hacer cosas que también me causan placer pero que he ido postergando”.
Seguirá siendo sin dudas fuente de consultas por sus pares, su hija María Laura sigue sus pasos pero en el Juzgado de Familia aunque, dijo, nunca le sugirió a ninguno de sus hijos que eligieran tal o cual carrera, por tanto “cada uno está haciendo lo que realmente eligió y le gusta hacer”.
Visiblemente emocionado habló con Crónicas sobre su trabajo, sus sueños, sus logros, su retiro y su futuro. Hizo mención al nuevo código del proceso penal, el rol del defensor público en este escenario, tema que ofreceremos en nota aparte.
¿Cómo se vive este periodo de transición entre la actividad plena a la pasividad?
Son casi 29 años. El 6 de noviembre de 1989 juramos el cargo como Defensor Público, sin perjuicio de mis 41 años de servicio como funcionario público. Me fui a estudiar en 1971 a Montevideo, di concurso para el Ministerio de Cultura. Entré, al área de Registro de Embargos donde estuve como doce años y después en el año 1989 con la creación del Código General del Proceso se origina un cambio. Había pedido un cargo técnico como Abogado, estando en Dirección de Cultura en la Oficina Nacional del Servicio Civil y justo hubo una necesidad de cubrir muchos cargos que se crearon así como ahora, y entré como Defensor Público. Lo hice junto a la Dra. Lilián Bruno, una queridísima amiga, gran compañera, jurista y abogada, y la Dra Píriz. Cuando asistimos a la Dirección General me asignaron la materia penal por el hecho de ser varón.
El pasado 1º de marzo resolví alejarme de las actividades y me estoy adaptando a esta nueva vida. No de jubilado, pero sí de dejar atrás una tarea que, sin ninguna vanidad personal, asumí la Defensoría Pública como full time.
Ejercí por algunos años la abogacía particular, que me fue muy bien, pero siendo Presidente de la Asociación de Defensores Públicos promoví una reglamentación en la Corte para que el Abogado-Defensor de Oficio fuera con dedicación total y que no pudiera otro tipos de trabajo. Entendía que no se podía cumplir bien ni la profesión liberal o la defensoría pública.
Para mi elegir entre el ejercicio liberal de mi profesión que es muy interesante y muy digno y la defensoría pública fue una opción de vida. Creo que la reforma del estado va a tener que pasara por que las profesiones sean de dedicación total porque es la manera de poder cumplir a cabalidad con las mismas. No se puede estar en dos lugares y hacerlo bien.
Por eso abracé la Defensoría Pública con muchísimo cariño, con un honor impresionante y me siento muy orgulloso de estar desarrollando esta función durante tanto tiempo.
Según el Dr. Presa, ahora fallecido siempre decía que éramos abogados de profesión y defensores públicos por vocación y creo que hay mucho de eso sobre todo porque nuestra clientela particularmente es gente de bajos recursos, excluidos, de grupos muy vulnerables de la sociedad. Ello pasa en todo el mundo.
¿Qué fue lo que más lo marcó en estos 29 años de tareas en esta área?
Las cosas que marcan a alguien que trabaja en la defensa pública son las personas que llegan con conflicto humano importante y no encuentran ni tienen aparentemente otra salida. Nosotros tenemos que tratar de abrir cada vez mas puertas para que las personas mas vulnerables puedan tener acceso a un servicio de calidad de justicia.
En el decálogo del abogado, uno de los mandamientos que me gusta mucho y ponemos los abogados al final de los escritos expresa que: cuando encuentres el conflicto, el derecho con la justicia, lucha por la justicia. Ese es el gran desafío, el arte de tratar cuando hay un gran conflicto, como desalojo de mujeres solteras con prole y la ley fríamente dice que debe desalojarse, se debe procurar una salida y lograr una prórroga. También se da en los casos de una pensión alimenticia, cuando el padre no la paga y debe pelearse para sacarle de una magra jubilación a un abuelo, aunque sean $1500 y dárselo al niño. Son situaciones difíciles y es ahí donde hay que dar lo mejor de uno mismo dentro del derecho.
Lo que marca esta tarea es eso, el conflicto humano, las desigualdades de oportunidades que tienen los compatriotas pero es una tarea hermosa.
Nos retiramos con muchísimo orgullo y con tantas cosas que nos dejó este cargo. Tuve el honor de ser elegido Presidente de la Asociación de Defensores Públicos del Uruguay, formamos la Asociación Interamericana de DP de América y fui el Presidente del primer comité ejecutivo y fue una relación muy linda mantenida con mis pares de diversos países, donde se fortalecen los accesos.
Lo importante de esta función es asegurar que esta clientela nuestra, generalmente vulnerable, en América, de indígenas, de gente que vive en poblaciones alejadas de los centros urbanos, tenga una defensa pública fuerte y por tanto la persona pueda tener acceso a la justicia, ya sea por un reclamo laboral como consecuencia de un despido, o un tema penal.
¿Y en su caso?
Lo mío es la materia penal, y marca mucho. Se ven atravesar a diario las miserias del proceso penal, es una cosa que marca mucho. Cuando estas con la persona que delinque, que comete delitos, es un momento de mucho dolor humano, sobre todo al victimario, al que queremos culparlo por lo que hizo y es ahí donde surge el conflicto en el proceso penal. Me siento, no obstante, millonario por la defensa pública, tengo amigos en el mundo que se dedican a lo mismo y tienen sus propias historias.
¿Y que dice la familia?
La familia está contenta y me han hecho un agasajo para comenzar esta nueva etapa. Días atrás amigos, jueces, y familia nos juntamos para festejar lo mío pero también el hecho de que mi hija María Laura sea Defensora Pública. Se había anotado en un concurso para la región de Carmelo, Río Negro, Dolores o Mercedes y como la Defensora Pública designada para Familia en Mercedes por determinados problemas renuncio le correspondió a ella el cargo. Así que el pasado 18 de diciembre fue designada como tal, había dado otro concurso y estaba primera para ser Actuaria pero en esa noche de festejos me entero de la buena nueva. Creo que está muy convencida de lo que quiere y por tanto va a desempeñarse muy bien. Es una gran alegría poder retirarme y que mi hija siga mis pasos.